La primera gran fitna (الفتنة الكبرى)

 الغزو الفارسي في سوريا   مليشيات عراقية بشوارع دمشق La Invasión persa en las calles de Damasco Siria Milicias iraquíes

La primera gran fitna (الفتنة الكبرى) fue la guerra civil que enfrentaron los musulmanes después de la elección de Ali como califa. Su importancia radica en que a partir de ese suceso surgió la primera división entre los creyentes del Islam, saber: jarayíes, sunitas y chiitas. Esta ruptura todavía tiene eco en la vida de los países islámicos actuales, desde el ámbito público hasta el privado.

Todo comenzó a la muerte del tercer califa Uthman. Su asesinato fue producto de la creciente oposición provocada por la negligencia de su gobierno y el favoritismo por los de su clan, los Omeyas. La historia cuenta que un grupo, después de haber tomado la ciudad, irrumpió en su casa. Ahí, el califa estaba sentado leyendo el Corán en señal de aceptación de su sangriento destino.

Hay distintas tradiciones que difieren en cómo fue electo Ali como califa. Algunos dicen que los amotinados le dieron a escoger al pueblo su califa y otros tantos que fue electo por un consejo. Lo cierto es que Ali fue nombrado califa en 656 y trasladó la capital del naciente imperio a Kufa. Pero su mandato, pronto se vio aquejado por graves problemas. Muchos de ellos derivados de sus políticas sobre el reparto de las tierras y el motín de las nuevas conquistas. Dichas medidas propiciarían la poca aceptación de Ali entre los antiguos grupos mayormente beneficiados por el reparto.

De hecho, algunos meses después de su elección, Aisha, Talha y Zubayr (la esposa favorita y los Compañeros del Profeta) se levantaron en armas contra el califa, argumentando que no había vengado la muerte de Uthman lo cual lo hacía responsable de su asesinato. La batalla tuvo lugar en Al-Basra donde Ali salió victorioso. Esta lucha es conocida como la batalla del camello porque se dice que Aisha siguió la batalla montada en uno de estos animales.

Además, en  el año 657, se levantó en armas Muawiya ibn Abi Sufyan bajo la consigna de que Ali había sido copartícipe del asesinato de Uthman. Este personaje era el gobernador del territorio sirio y sobrino del tercer califa. Desde el principio, no había reconocido a Ali como califa porque su elección iba en detrimento de los intereses del clan omeya. Tras un periodo de correspondencia en la que se discutía respecto a una posible solución, Ali decidió ir con su ejército a Siria. Ahí, fue recibido por las huestes de Muawiya, quienes les hicieron frente. Este conflicto es conocido como la batalla de Siffin por el lugar donde se libró, una llanura cercana al Éufrates, al norte de la actual Siria.

Después de tres días, el ejército de Muawiya dejó de pelear. Clavando hojas del Corán en las puntas de sus lanzas, pidieron a Ali que aceptara la mediación de un árbitro con el fin de dirimir el conflicto. Si bien la mayor parte de los partidarios de Ali estuvieron de acuerdo en esa propuesta, hubo un grupo que sostenía que los conflictos entre los hombres sólo podían ser dirimidos por Alah en la batalla. Al no ser tomados en cuenta, esta facción decidió irse, lo que les mereció el nombre de jariyíes (los salientes).

El árbitro designado, Ashas ibn Qays, votó a favor de Muawiya, quien fue proclamado califa al año siguiente. Ali fue asesinado hacia el año 661 por un fanático jariyí. Se dice que el plan era matar también a Muawiya, pero esto nunca se concretó. Gracias a esto, se pudo establecer el Califato Omeya en Damasco. Tras la muerte de Ali, sus partidarios apoyaron a Hasan, su hijo mayor, pero él renunció al poder. Después, convencieron a su otro hijo, Husain, para pelear contra el poderío omeya ahora en manos de Yazid I, el segundo califa de la dinastía. Husain fue asesinado en la batalla de Karbala, librada en Iraq, en el año 680. Este periodo de la historia es especialmente doloroso para los chiitas, quienes, en adelante, serían constantemente perseguidos por los gobiernos omeyas subsecuentes.

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