Cuanto sube hasta la cima
desciende pronto abatido
a lo profundo.
¡Ay de aquél que en algo estima
el bien caduco mentido
de este mundo!
En todo terreno ser
sólo permanece y dura
el mudar.
Lo que hoy es dicha o placer
será mañana amargura
y pesar.
Es la vida transitoria
un caminar sin reposo
al olvido;
plazo breve a toda gloria
tiene el tiempo presuroso
concedido.
¿Qué es de Valencia y sus huertos?
¿Y Murcia y játiva hermosas?
¿Y Jaén?
¿Qué es de Córdoba en el día,
donde las ciencias hallaban
noble asiento,
do las artes a porfía
por su gloria se afanaban?
¿Y Sevilla? ¿Y la ribera
que el Betis fecundo baña
tan florida?
Abû-l-Baqâ’Salah al-Rondî
¡Vicario de Allahj! ¡o Allah! el destino aumente tu gloria todo el tiempo que brille la luna en la obscuridad!
¡O Allah! la mano de la Providencia aleje de ti los peligros que no podrían ser rechazados por la fuerza de los hombres.
En nuestras aflicciones tu aspecto es para nosotros la luna que disipa las tinieblas y, en las épocas de escasez, tu mano reemplaza a la lluvia y esparce la abundancia.
Sin tu auxilio, el pueblo andaluz no habría conservado ni habitación ni territorio.
En una palabra, este país no siente sino una necesidad: la protección de tu majestad.
Aquellos que han experimentado tus favores, jamás han sido ingratos; nunca han desconocido tus beneficios.
Ahora, cuando temen por su existencia, me han enviado a ti y esperan.
Ibn Al-Jatîb
Cautivo y lleno de culpas
estoy, Señor, a tu puerta,
temiendo que me castiguen,
aguardando mi sentencia.
De mis faltas el cúmulo
con tu mirada penetras;
por Ti me angustia el temor
y la esperanza me alienta,
¿pues de quién, sino de Ti,
el alma teme o espera?
Es inevitable el fallo
de tu justicia tremenda,
cuando a abrir llegues el libro
donde escribisteis mis deudas,
la suma de mis maldades
temo escuchar con vergüenza;
ilumíname y consuélame,
del sepulcro en las tinieblas,
donde yaceré olvidado
de mis más queridas prendas,
y que el perdón de mis culpas
tu gran bondad me conceda,
pues tendré sin tu perdón
una eternidad de penas
IBN AL-FARADÎ
Me maravillo
de la ingratitud del arco,
porque no es leal
con las palomas del boscaje.
Cuando era rama
fue su amigo
y ahora que es arco
las persigue.
¡Así son las vicisitudes de los tiempos!
Ahmed Ibn Waddah “al Buqayra” (Murcia, S. XII)
Mi pupila rescata lo que está preso en la página:
lo blanco a lo blanco y lo negro a lo negro.
Ibn Ammar (Silves S. XI)
Aquí me tienes, señor.
He renegado de cuanto
contienen los gruesos libros.
He mellado
el cortaplumas del escritorio
y he roto los cálamos.
Ahora sé que el título de rey
sólo se adquiere entre los hierros de las lanzas
y entre las anchas hojas de los sables.
Al Radi Bi-llah Yazid (rey de Ronda, S. XI)
«Temed a Dios, únicamente y por él
soporta las penas y haz el bien,
pues la abstinencia y la pureza de corazón
son los únicos medios para salvarse».
Abu ‘Ala Ahmad Ibn Abdallah al-Ma’arrí (979-1058)
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