DEL ÁRABE AL
ESPAÑOL: ¿TRANSLITERAR, TRANSCRIBIR O TRADUCIR?
Sobre las
dificultades de escribir palabras árabes en alfabeto latino, y
exposición de la forma correcta de transcribir palabras árabes al idioma
español
Por: Said Abdunur
Pedraza
El árabe es el idioma del Corán.
En árabe están escritos no solo el libro sagrado de los musulmanes, sino todas
las grandes obras de exégesis del mismo (tafsir), así como las compilaciones de
los dichos y tradiciones del profeta del Islam (jadiz). Sin importar el idioma
que hable un musulmán, en su vida utiliza muchas palabras del idioma árabe que
representan conceptos específicos de su religión, y que no son fácilmente
traducibles a otras lenguas (como imam, chirk, sura, etc.). De igual manera,
los libros sobre Islam, traducidos o escritos en idiomas distintos al árabe,
utilizan estas palabras. El problema está en que el árabe se escribe con un
alfabeto diferente al que utilizan las lenguas occidentales; por ello, si
dentro del texto se utiliza una palabra árabe sin traducir, no es posible
escribirla en sus caracteres originales pues el lector no podría leerla.
Entonces, se hace necesaria la
utilización de algún medio que permita al lector leer la palabra, o incluso,
pronunciarla correctamente. Existen varios métodos que han ido apareciendo a lo
largo de la historia, y que han quedado consignados en diferentes textos:
Quizás el primero haya sido Estudio sobre el valor de las letras arábigas en
el alfabeto castellano, publicado en 1874. En 1928 apareció el libro Notas
sobre transcripción de palabras árabes, y en 1943, Normas de
transcripción, ambos publicados en Tetuán. La Organización de las Naciones
Unidas ha presentado también un método para que los miembros de los diferentes
países tengan un sistema unificado de notación que pueda ser entendido por
todos, ya que el árabe se ha convertido, en las últimas décadas, en el segundo
idioma oficial más importante de la ONU (después del inglés) por el volumen de
información que debe traducirse permanentemente desde dicho idioma. Lo propio
hizo la organización internacional de estándares, publicando normas al respecto
como la ISO R 233 de 1961 y la ISO 233 de 1984.
El problema para el desarrollo de
estos métodos reside en que en el idioma árabe existen sonidos o fonemas que no
tienen equivalente en el español, como el gutural de la ع
o
el sibilante de la ز. El
árabe tiene, por ejemplo, cuatro tipos de ‘d’ y tres tipos de ‘j’ que
generalmente resultan idénticos al oído del hispanoparlante común. Para
resolver este problema, se han desarrollado diferentes métodos de escritura que
han sido catalogados de diversas maneras. ¿Cuál utilizar? Depende del público
al que se dirija el texto en el que se incluyen las palabras árabes. En
términos sencillos, hablamos de transliterar, transcribir o traducir.
LA TRANSLITERACIÓN
TRANSLITERAR significa utilizar algún método para representar de manera
exacta cada fonema de la palabra árabe, de modo que el lector pueda
pronunciarla como si la leyera en su lengua original. Este método se
caracteriza por su reversibilidad. Esto significa que el lector puede
reconstruir la palabra original en alfabeto árabe a partir de la palabra transliterada.
Para lograr esto, es necesario recurrir a símbolos que no son propios del
idioma español, sino que son signos fonéticos utilizados por los expertos
estudiosos de las lenguas. El Alfabeto Fonético Internacional incluye signos
para representar los fonemas no solo del árabe sino de cualquier idioma; estos
signos no nos resultan del todo desconocidos puesto que muchos diccionarios de
inglés, español y otros idiomas, representan el sonido de la palabra con
símbolos fonéticos. También, hay algunos libros sobre Islam en español en los
que se transliteran las palabras árabes.
Este método es útil y necesario en textos avanzados, como los de profundización
en jurisprudencia islámica y de exégesis del Corán, en los que se suele emplear
una gran cantidad de términos en árabe. La transliteración es compleja debido a
los signos que utiliza, y solo puede ser entendida por alguien que conozca los
símbolos fonéticos, pero sin ella sería casi imposible diferenciar palabras con
sonidos muy similares, pero que representan conceptos islámicos muy distintos.
La transliteración es el método más utilizado en textos académicos
avanzados, pero no existe una forma única para transliterar un texto árabe al
alfabeto latino. Por ejemplo, el término árabe para designar al idioma árabe
clásico es «العربية
الفصحى», que transliterado según uno de los diversos
métodos desarrollados hasta ahora para la equivalencia fonética, sería:
«al-'arabiíah al-fushaà», pero según otro método, sería «al-3rabiat ul-fus7aa».
Se puede incluir al final del libro una tabla que explique los símbolos
utilizados, para facilitar su lectura a quien no esté familiarizado con ellos.
Sin embargo, este método no resulta útil para textos de nivel básico o
intermedio, y mucho menos para escritos dirigidos a público no musulmán.
Citando el Manual de Español Urgente, en su apartado Normas de transcripción”:
«Para intentar la pronunciación única, habría que recurrir a un sistema de transcripción fonética internacional; pero existiría la dificultad de conseguir que un alfabeto fonético (distinto del corriente en cada lengua) llegara a ser manejado por los no especialistas y sirviera para los medios de difusión verbal.»
LA TRANSCRIPCIÓN
TRANSCRIBIR significa escribir la palabra árabe de la forma más cercana
posible a su sonido original, solo con el uso del alfabeto español. Aquí no es
posible la reversibilidad, y el lector no estará en capacidad de pronunciar la
palabra tal y como se pronuncia en árabe, pero podrá leerla con facilidad y con
una pronunciación cercana a la original. Es un método útil para textos de nivel
básico e intermedio y para los medios masivos de comunicación, pues acerca al
lector al sonido de la palabra árabe, pero no lo obliga a conocer los complejos
símbolos fonéticos. Este método es ampliamente utilizado en las traducciones al
inglés y al francés, lo que infortunadamente le ha planteado un problema a los
traductores al español.
Debido a que en el siglo XIX los imperios británico y francés invadieron
y dominaron oriente medio y el norte de África, respectivamente, se
desarrollaron métodos de transcripción al inglés y al francés para poder
escribir nombres de personas y ciudades en alfabeto latino. España por su parte,
invadió el norte de Marruecos y lo que es hoy la República Árabe Saharaui
Democrática, pero en Marruecos el francés desplazó al español, y aunque los
saharauis aún utilizan una transcripción del árabe al español, ésta no ha
tenido mucha influencia en las publicaciones y medios actuales.
En la actualidad, la mayoría de las traducciones de textos islámicos al español
utilizan la transcripción al inglés, debido a que estas traducciones
generalmente no se hacen directamente del árabe, sino de trabajos previos del árabe
al inglés, y muchas de estas palabras transcritas ya han sido incluidas en
diccionarios del inglés. Sin embargo, siendo que el objetivo de transcribir es
acercar el sonido de la palabra original en árabe al idioma español, dicho
objetivo se pierde por completo al utilizar una transcripción al inglés: el
lector deberá entender a priori que está leyendo un texto en español que
incluye palabras en árabe que deben ser leídas en inglés. Esto no solo
constituye una falta de respeto hacia el idioma español y hacia el lector hispanoparlante
común, sino que hace innecesariamente difíciles los textos que invitan al Islam
y que, por ende, van dirigidos a personas que no saben nada del árabe, ni del
Islam, y muchas veces, tampoco del inglés.
El mayor problema derivado de ello, es que los hispanoparlantes en su
mayoría siguen viendo el Islam como una religión foránea, oriental, exclusiva
de los árabes, precisamente porque los textos que están dirigidos a invitarlos
a conocer el Islam, están llenos de una terminología que no solo les es ajena,
sino que ni siquiera pueden leerla correctamente.
Por ello, es importante utilizar una transcripción correcta al español
en lugar de recurrir a las transcripciones al inglés o al francés. El Manual
de Español Urgente es un texto fundamental para hacerlo. Con la asesoría
de la Real Academia Española y por iniciativa de la agencia noticiosa Efe, en
su apartado «Normas de transcripción» establece un método sencillo y claro para
que los comunicadores sepan cómo escribir nombres de personas y ciudades, así
como otras palabras del árabe, en español, e incluso cómo tomar palabras árabes
transcritas al inglés o al francés y escribirlas en una correcta transcripción
española. El Manual incluye una lista completa de todos los gobernantes
actuales de países árabes, con sus nombres transcritos en español, para que se
deje de utilizar la escritura anglosajona de los mismos. El método expuesto en
este manual está orientado principalmente a los periodistas, y cumple con las
últimas actualizaciones de la gramática (2009) y de la ortografía (2010)
publicadas por la RAE. Citando al manual mencionado:
«Estas transcripciones [al inglés y al francés] no sirven en español y, al igual que proceden ingleses y franceses, debemos adoptar los sonidos [de palabras en lenguas con alfabetos distintos al latino] a la grafía y fonética propias, evitando así la confusión y los errores al pronunciar los topónimos provenientes del árabe […]».
Con base en dicho método y aplicando algunas variantes mínimas al mismo,
específicas para la terminología islámica, presento a continuación el sistema
de transcripción a ser utilizado en la escritura y traducción de textos
islámicos al español.
NORMAS PARA TRANSCRIBIR PALABRAS ÁRABES EN
ESPAÑOL
En general, cuando nos encontramos con palabras árabes ya transliteradas
al inglés o al francés, podemos recurrir a estas normas básicas para hallar su
equivalente en transliteración al español:
— Cambiamos ‘th’ por ‘z’.
— Cambiamos ‘j’, ‘dj’ y ‘g’ (ante vocal débil) por ‘y’.
— Cambiamos ‘kh’ por ‘j’.
— Cambiamos ‘gh’ por ‘g’ o por el dígrafo ‘gu’ (ante vocal débil).
— Cambiamos ‘oo’ y ‘ou’ por ‘u’.
— Cambiamos ‘ee’ y ‘y’ por ‘i’.
— Cambiamos ‘dh’ por ‘d’.
— Cambiamos ‘sh’ por el dígrafo ‘ch’.
— Eliminamos las consonantes dobles (por ejemplo ‘dd’ por ‘d’ y ‘ss’ por
‘s’) excepto ‘rr’.
— El apóstrofe lo eliminamos o lo cambiamos por una vocal doble: 'a
sería a o aa.
— Eliminamos el uso del guion, por ejemplo en Al Bujari o Al Ándalus.
— La h al final de una palabra la dejamos para señalar la presencia de
la letra ha (ه),
como en fikh (فقه, en inglés
fiqh), pero preferimos eliminarla
cuando la letra final es ta marbuta (ة), como en sura (سورة, en inglés surah), a menos que se requiera su utilización para
diferenciar la palabra de otra igual o similar dentro del texto.
El siguiente es el cuadro de transcripción del alfabeto árabe al
español:
Árabe
|
Español
|
Árabe
|
Español
|
|
ا
|
a
|
ض
|
d
|
|
ب
|
b
|
ط
|
t
|
|
ت
|
t
|
ظ
|
d
|
|
ث
|
z
|
ع
|
(*)
|
|
ج
|
y
|
غ
|
g / gu
|
|
ح
|
j
|
ف
|
f
|
|
خ
|
j
|
ق
|
c / qu
|
|
د
|
d
|
ك
|
k
|
|
ذ
|
d
|
ل
|
l
|
|
ر
|
r
|
م
|
m
|
|
ز
|
z
|
ن
|
n
|
|
س
|
s
|
ه
|
h
|
|
ش
|
ch
|
و
|
u
|
|
ص
|
s
|
ي
|
i / y
|
(*) En inglés se suele transcribir la letra
ع por apóstrofe (‘), en
español la representamos con la vocal correspondiente (a, i, u), como en utla (عطلة) o ibada (عبادة).
Véase la indicación acerca del apóstrofe en las normas sobre cómo transcribir
al español una palabra árabe ya transcrita al inglés o al francés.
Una vez tenemos la palabra transcrita al español, debemos aplicarle las
normas ortográficas de nuestro idioma según la actualización de 2010, que
incluye eliminar el uso de la ‘q’ como grafema independiente, por ejemplo
cambiando Qatar por Catar e Iraq por Irak. También
debe tenerse en cuenta la norma de que, cuando el artículo hace parte de un
nombre propio, debe ir en mayúscula, como El Cairo o La Meca.
Del mismo modo, escribimos Al Bujari y At Tirmidi poniendo el
artículo en mayúscula, pues hace parte del nombre.
A estas normas se agregan algunas excepciones, tendientes a dar mayor
exactitud y claridad al texto final en español. Entre ellas:
- Aunque se ha eliminado el uso del guion, se transcribe el nombre de Dios (الله) utilizando el guion para enfatizar la pronunciación de la ele larga, y para distinguir esta palabra, que es única en el árabe, sin derivadas, y representa la Unidad y Unicidad de Dios: Al-lah. Por extensión, se utiliza esta misma norma en las palabras que incluyen el nombre de Dios, como bismil-lah, aunque en el caso de nombres propios se prefiere la transcripción corriente, como en Abdulá. No debe emplearse la transcripción al inglés, Allah, pues en español el dígrafo ‘ll’ suena como ‘y’.
- Aunque no se permite el uso de las consonantes dobles, se transcribe el nombre del Profeta (محمّد) con la eme doble para enfatizar su doble pronunciación, y para diferenciar al Profeta de otras personas que tienen su mismo nombre. De ese modo, escribimos Mujámmad para referirnos al Profeta de Dios, y Mujámad para cualquier otra persona con el mismo nombre. Igualmente, escribimos Rabb (ربّ, Señor) con mayúscula y doble b, para enfatizar que nos referimos a Dios.
- Ya que en español no se utiliza la ‘h’ junto a otra consonante para indicar una variación del sonido de esta última (con la única excepción del dígrafo ‘ch’), se debe mantener la escritura «adán» para el llamado a la oración, en lugar de la transcripción «azán» que se pronuncia «asán» en Latinoamérica, y de la inglesa «adhan». Sin embargo, se puede recurrir al uso de la ‘h’ junto a consonante para diferenciar dos palabras árabes que, al ser transcritas, queden escritas de forma idéntica.
- Debido a que en español existen palabras terminadas en ‘y’ en las que esta se lee como ‘i’ (por ejemplo, «hoy» y «voy»), transcribimos las palabras árabes que se pronuncian con ye al final dejando la ‘y’ doble si la palabra termina con doble ج, por ejemplo, jayy (حجّ), y representamos este sonido con el dígrafo ‘ch’ si la palabra termina con una sola, por ejemplo, buruch (بروج).
- El uso de la vocal doble debe evitarse en lo posible, pero también debe aprovecharse para evitar confusiones de palabras. Por ejemplo, debe preferirse la transcripción «imaan» para referirse a la creencia en los seis pilares de la fe islámica (إيمان), marcando la álif (vocal larga) con doble a, y no transcribirla «imán», que es la castellanización del término árabe utilizado para referirse a quien dirige la oración (إمام). Esta última la transcribimos «imam», pero no «imaam» pues no es necesario.
Este método ya está siendo utilizado por agencias de noticias y
traductores. Es importante que comencemos a utilizarlo de manera
amplia en los textos islámicos.
LA TRADUCCIÓN
La última categoría es la traducción. Debido a que la mayor parte de la
península ibérica fue musulmana durante alrededor de 8 siglos, precisamente en
la época en que el idioma español estaba en formación, nuestra lengua se vio influenciada
por el árabe en su estructura y su gramática, y más de 4.000 palabras castizas
provienen del árabe. En textos sencillos sobre Islam, en especial de
presentación e invitación a esta bella religión, es posible utilizar términos
castizos en lugar de las palabras árabes transliteradas. Por ejemplo, imán
(quien dirige la oración), azaque (caridad anual obligatoria), almotacén
(inspector de pesos y medidas, y supervisor comercial) y almuecín (persona que
hace el llamado a la oración), son palabras incluidas en el diccionario de la
RAE. De hecho, este es el método que debería preferirse para dirigirse a
personas que desconocen por completo el Islam.
Es responsabilidad del autor o traductor decidir si recurre a la
transcripción, la traducción o la transliteración, a la hora de escribir
palabras árabes (nombres de personas, ciudades o regiones, términos islámicos,
etc.) dentro de un texto en español.
La diferencia entre transliteración, transcripción y traducción puede
verse claramente en el mismo ejemplo ya dado: El término «العربية الفصحى» puede
transliterarse como «al-'arabiíah
al-fushaà», transcribirse como «al arabíatul fusja» y traducirse como «árabe
clásico».
De modo que, antes de utilizar términos árabes en un texto, sea original
o traducción, hay que decidir, según el público objetivo, si se recurrirá a la
transliteración, la transcripción o la traducción, y seguir a lo largo de todo
el texto un mismo método de forma consistente.
BIBLIOGRAFÍA
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Necesidad de una
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hispanohablantes. Alberto
Gómez Font. 2002. (digibug.ugr.es/bitstream/10481/2507/1/Transc-G%C3%B3mez.02.pdf)
Principales
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Sistemas de
Transliteración. Javier Bezos.
Revista Panacea. 2006. (www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n23_revistilo_Bezos.pdf)
Transliteración
Árabe-Español. Javier Bezos.
2005. (www.tex-tipografia.com/archive/TransArabe.pdf)
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