miércoles, 15 de octubre de 2014

DEL ÁRABE AL ESPAÑOL: ¿TRANSLITERAR, TRANSCRIBIR O TRADUCIR?



DEL ÁRABE AL ESPAÑOL: ¿TRANSLITERAR, TRANSCRIBIR O TRADUCIR?


Sobre las dificultades de escribir palabras árabes en alfabeto latino, y exposición de la forma correcta de transcribir palabras árabes al idioma español


Por: Said Abdunur Pedraza


El árabe es el idioma del Corán. En árabe están escritos no solo el libro sagrado de los musulmanes, sino todas las grandes obras de exégesis del mismo (tafsir), así como las compilaciones de los dichos y tradiciones del profeta del Islam (jadiz). Sin importar el idioma que hable un musulmán, en su vida utiliza muchas palabras del idioma árabe que representan conceptos específicos de su religión, y que no son fácilmente traducibles a otras lenguas (como imam, chirk, sura, etc.). De igual manera, los libros sobre Islam, traducidos o escritos en idiomas distintos al árabe, utilizan estas palabras. El problema está en que el árabe se escribe con un alfabeto diferente al que utilizan las lenguas occidentales; por ello, si dentro del texto se utiliza una palabra árabe sin traducir, no es posible escribirla en sus caracteres originales pues el lector no podría leerla.

Entonces, se hace necesaria la utilización de algún medio que permita al lector leer la palabra, o incluso, pronunciarla correctamente. Existen varios métodos que han ido apareciendo a lo largo de la historia, y que han quedado consignados en diferentes textos: Quizás el primero haya sido Estudio sobre el valor de las letras arábigas en el alfabeto castellano, publicado en 1874. En 1928 apareció el libro Notas sobre transcripción de palabras árabes, y en 1943, Normas de transcripción, ambos publicados en Tetuán. La Organización de las Naciones Unidas ha presentado también un método para que los miembros de los diferentes países tengan un sistema unificado de notación que pueda ser entendido por todos, ya que el árabe se ha convertido, en las últimas décadas, en el segundo idioma oficial más importante de la ONU (después del inglés) por el volumen de información que debe traducirse permanentemente desde dicho idioma. Lo propio hizo la organización internacional de estándares, publicando normas al respecto como la ISO R 233 de 1961 y la ISO 233 de 1984.

El problema para el desarrollo de estos métodos reside en que en el idioma árabe existen sonidos o fonemas que no tienen equivalente en el español, como el gutural de la ع o el sibilante de la ز. El árabe tiene, por ejemplo, cuatro tipos de ‘d’ y tres tipos de ‘j’ que generalmente resultan idénticos al oído del hispanoparlante común. Para resolver este problema, se han desarrollado diferentes métodos de escritura que han sido catalogados de diversas maneras. ¿Cuál utilizar? Depende del público al que se dirija el texto en el que se incluyen las palabras árabes. En términos sencillos, hablamos de transliterar, transcribir o traducir.


LA TRANSLITERACIÓN

TRANSLITERAR significa utilizar algún método para representar de manera exacta cada fonema de la palabra árabe, de modo que el lector pueda pronunciarla como si la leyera en su lengua original. Este método se caracteriza por su reversibilidad. Esto significa que el lector puede reconstruir la palabra original en alfabeto árabe a partir de la palabra transliterada. Para lograr esto, es necesario recurrir a símbolos que no son propios del idioma español, sino que son signos fonéticos utilizados por los expertos estudiosos de las lenguas. El Alfabeto Fonético Internacional incluye signos para representar los fonemas no solo del árabe sino de cualquier idioma; estos signos no nos resultan del todo desconocidos puesto que muchos diccionarios de inglés, español y otros idiomas, representan el sonido de la palabra con símbolos fonéticos. También, hay algunos libros sobre Islam en español en los que se transliteran las palabras árabes.

Este método es útil y necesario en textos avanzados, como los de profundización en jurisprudencia islámica y de exégesis del Corán, en los que se suele emplear una gran cantidad de términos en árabe. La transliteración es compleja debido a los signos que utiliza, y solo puede ser entendida por alguien que conozca los símbolos fonéticos, pero sin ella sería casi imposible diferenciar palabras con sonidos muy similares, pero que representan conceptos islámicos muy distintos.

La transliteración es el método más utilizado en textos académicos avanzados, pero no existe una forma única para transliterar un texto árabe al alfabeto latino. Por ejemplo, el término árabe para designar al idioma árabe clásico es «العربية الفصحى», que transliterado según uno de los diversos métodos desarrollados hasta ahora para la equivalencia fonética, sería: «al-'arabiíah al-fushaà», pero según otro método, sería «al-3rabiat ul-fus7aa».

Se puede incluir al final del libro una tabla que explique los símbolos utilizados, para facilitar su lectura a quien no esté familiarizado con ellos. Sin embargo, este método no resulta útil para textos de nivel básico o intermedio, y mucho menos para escritos dirigidos a público no musulmán. Citando el Manual de Español Urgente, en su apartado Normas de transcripción”:

«Para intentar la pronunciación única, habría que recurrir a un sistema de transcripción fonética internacional; pero existiría la dificultad de conseguir que un alfabeto fonético (distinto del corriente en cada lengua) llegara a ser manejado por los no especialistas y sirviera para los medios de difusión verbal.»


LA TRANSCRIPCIÓN

TRANSCRIBIR significa escribir la palabra árabe de la forma más cercana posible a su sonido original, solo con el uso del alfabeto español. Aquí no es posible la reversibilidad, y el lector no estará en capacidad de pronunciar la palabra tal y como se pronuncia en árabe, pero podrá leerla con facilidad y con una pronunciación cercana a la original. Es un método útil para textos de nivel básico e intermedio y para los medios masivos de comunicación, pues acerca al lector al sonido de la palabra árabe, pero no lo obliga a conocer los complejos símbolos fonéticos. Este método es ampliamente utilizado en las traducciones al inglés y al francés, lo que infortunadamente le ha planteado un problema a los traductores al español.

Debido a que en el siglo XIX los imperios británico y francés invadieron y dominaron oriente medio y el norte de África, respectivamente, se desarrollaron métodos de transcripción al inglés y al francés para poder escribir nombres de personas y ciudades en alfabeto latino. España por su parte, invadió el norte de Marruecos y lo que es hoy la República Árabe Saharaui Democrática, pero en Marruecos el francés desplazó al español, y aunque los saharauis aún utilizan una transcripción del árabe al español, ésta no ha tenido mucha influencia en las publicaciones y medios actuales.

En la actualidad, la mayoría de las traducciones de textos islámicos al español utilizan la transcripción al inglés, debido a que estas traducciones generalmente no se hacen directamente del árabe, sino de trabajos previos del árabe al inglés, y muchas de estas palabras transcritas ya han sido incluidas en diccionarios del inglés. Sin embargo, siendo que el objetivo de transcribir es acercar el sonido de la palabra original en árabe al idioma español, dicho objetivo se pierde por completo al utilizar una transcripción al inglés: el lector deberá entender a priori que está leyendo un texto en español que incluye palabras en árabe que deben ser leídas en inglés. Esto no solo constituye una falta de respeto hacia el idioma español y hacia el lector hispanoparlante común, sino que hace innecesariamente difíciles los textos que invitan al Islam y que, por ende, van dirigidos a personas que no saben nada del árabe, ni del Islam, y muchas veces, tampoco del inglés.

El mayor problema derivado de ello, es que los hispanoparlantes en su mayoría siguen viendo el Islam como una religión foránea, oriental, exclusiva de los árabes, precisamente porque los textos que están dirigidos a invitarlos a conocer el Islam, están llenos de una terminología que no solo les es ajena, sino que ni siquiera pueden leerla correctamente.

Por ello, es importante utilizar una transcripción correcta al español en lugar de recurrir a las transcripciones al inglés o al francés. El Manual de Español Urgente es un texto fundamental para hacerlo. Con la asesoría de la Real Academia Española y por iniciativa de la agencia noticiosa Efe, en su apartado «Normas de transcripción» establece un método sencillo y claro para que los comunicadores sepan cómo escribir nombres de personas y ciudades, así como otras palabras del árabe, en español, e incluso cómo tomar palabras árabes transcritas al inglés o al francés y escribirlas en una correcta transcripción española. El Manual incluye una lista completa de todos los gobernantes actuales de países árabes, con sus nombres transcritos en español, para que se deje de utilizar la escritura anglosajona de los mismos. El método expuesto en este manual está orientado principalmente a los periodistas, y cumple con las últimas actualizaciones de la gramática (2009) y de la ortografía (2010) publicadas por la RAE. Citando al manual mencionado:

«Estas transcripciones [al inglés y al francés] no sirven en español y, al igual que proceden ingleses y franceses, debemos adoptar los sonidos [de palabras en lenguas con alfabetos distintos al latino] a la grafía y fonética propias, evitando así la confusión y los errores al pronunciar los topónimos provenientes del árabe […]».

Con base en dicho método y aplicando algunas variantes mínimas al mismo, específicas para la terminología islámica, presento a continuación el sistema de transcripción a ser utilizado en la escritura y traducción de textos islámicos al español.

NORMAS PARA TRANSCRIBIR PALABRAS ÁRABES EN ESPAÑOL

En general, cuando nos encontramos con palabras árabes ya transliteradas al inglés o al francés, podemos recurrir a estas normas básicas para hallar su equivalente en transliteración al español:

— Cambiamos ‘th’ por ‘z’.
— Cambiamos ‘j’, ‘dj’ y ‘g’ (ante vocal débil) por ‘y’.
— Cambiamos ‘kh’ por ‘j’.
— Cambiamos ‘gh’ por ‘g’ o por el dígrafo ‘gu’ (ante vocal débil).
— Cambiamos ‘oo’ y ‘ou’ por ‘u’.
— Cambiamos ‘ee’ y ‘y’ por ‘i’.
— Cambiamos ‘dh’ por ‘d’.
— Cambiamos ‘sh’ por el dígrafo ‘ch’.
— Eliminamos las consonantes dobles (por ejemplo ‘dd’ por ‘d’ y ‘ss’ por ‘s’) excepto ‘rr’.
— El apóstrofe lo eliminamos o lo cambiamos por una vocal doble: 'a sería a o aa.
— Eliminamos el uso del guion, por ejemplo en Al Bujari o Al Ándalus.
— La h al final de una palabra la dejamos para señalar la presencia de la letra ha (ه), como en fikh (فقه, en inglés fiqh), pero preferimos eliminarla cuando la letra final es ta marbuta (ة), como en sura (سورة, en inglés surah), a menos que se requiera su utilización para diferenciar la palabra de otra igual o similar dentro del texto.

El siguiente es el cuadro de transcripción del alfabeto árabe al español:

Árabe
Español

Árabe
Español
ا
a

ض
d
ب
b

ط
t
ت
t

ظ
d
ث
z

ع
(*)
ج
y

غ
g / gu
ح
j

ف
f
خ
j

ق
c / qu
د
d

ك
k
ذ
d

ل
l
ر
r

م
m
ز
z

ن
n
س
s

ه
h
ش
ch

و
u
ص
s

ي
i / y

(*) En inglés se suele transcribir la letra ع por apóstrofe (‘), en español la representamos con la vocal correspondiente (a, i, u), como en utla (عطلة) o ibada (عبادة). Véase la indicación acerca del apóstrofe en las normas sobre cómo transcribir al español una palabra árabe ya transcrita al inglés o al francés.


Una vez tenemos la palabra transcrita al español, debemos aplicarle las normas ortográficas de nuestro idioma según la actualización de 2010, que incluye eliminar el uso de la ‘q’ como grafema independiente, por ejemplo cambiando Qatar por Catar e Iraq por Irak. También debe tenerse en cuenta la norma de que, cuando el artículo hace parte de un nombre propio, debe ir en mayúscula, como El Cairo o La Meca. Del mismo modo, escribimos Al Bujari y At Tirmidi poniendo el artículo en mayúscula, pues hace parte del nombre.

A estas normas se agregan algunas excepciones, tendientes a dar mayor exactitud y claridad al texto final en español. Entre ellas:

  • Aunque se ha eliminado el uso del guion, se transcribe el nombre de Dios (الله) utilizando el guion para enfatizar la pronunciación de la ele larga, y para distinguir esta palabra, que es única en el árabe, sin derivadas, y representa la Unidad y Unicidad de Dios: Al-lah. Por extensión, se utiliza esta misma norma en las palabras que incluyen el nombre de Dios, como bismil-lah, aunque en el caso de nombres propios se prefiere la transcripción corriente, como en Abdulá. No debe emplearse la transcripción al inglés, Allah, pues en español el dígrafo ‘ll’ suena como ‘y’.
  • Aunque no se permite el uso de las consonantes dobles, se transcribe el nombre del Profeta (محمّد) con la eme doble para enfatizar su doble pronunciación, y para diferenciar al Profeta de otras personas que tienen su mismo nombre. De ese modo, escribimos Mujámmad para referirnos al Profeta de Dios, y Mujámad para cualquier otra persona con el mismo nombre. Igualmente, escribimos Rabb (ربّ, Señor) con mayúscula y doble b, para enfatizar que nos referimos a Dios.
  • Ya que en español no se utiliza la ‘h’ junto a otra consonante para indicar una variación del sonido de esta última (con la única excepción del dígrafo ‘ch’), se debe mantener la escritura «adán» para el llamado a la oración, en lugar de la transcripción «azán» que se pronuncia «asán» en Latinoamérica, y de la inglesa «adhan». Sin embargo, se puede recurrir al uso de la ‘h’ junto a consonante para diferenciar dos palabras árabes que, al ser transcritas, queden escritas de forma idéntica.
  • Debido a que en español existen palabras terminadas en ‘y’ en las que esta se lee como ‘i’ (por ejemplo, «hoy» y «voy»), transcribimos las palabras árabes que se pronuncian con ye al final dejando la ‘y’ doble si la palabra termina con doble ج, por ejemplo, jayy (حجّ), y representamos este sonido con el dígrafo ‘ch’ si la palabra termina con una sola, por ejemplo, buruch (بروج).
  • El uso de la vocal doble debe evitarse en lo posible, pero también debe aprovecharse para evitar confusiones de palabras. Por ejemplo, debe preferirse la transcripción «imaan» para referirse a la creencia en los seis pilares de la fe islámica (إيمان), marcando la álif (vocal larga) con doble a, y no transcribirla «imán», que es la castellanización del término árabe utilizado para referirse a quien dirige la oración (إمام). Esta última la transcribimos «imam», pero no «imaam» pues no es necesario.

Este método ya está siendo utilizado por agencias de noticias y traductores. Es importante que comencemos a utilizarlo de manera amplia en los textos islámicos.

LA TRADUCCIÓN

La última categoría es la traducción. Debido a que la mayor parte de la península ibérica fue musulmana durante alrededor de 8 siglos, precisamente en la época en que el idioma español estaba en formación, nuestra lengua se vio influenciada por el árabe en su estructura y su gramática, y más de 4.000 palabras castizas provienen del árabe. En textos sencillos sobre Islam, en especial de presentación e invitación a esta bella religión, es posible utilizar términos castizos en lugar de las palabras árabes transliteradas. Por ejemplo, imán (quien dirige la oración), azaque (caridad anual obligatoria), almotacén (inspector de pesos y medidas, y supervisor comercial) y almuecín (persona que hace el llamado a la oración), son palabras incluidas en el diccionario de la RAE. De hecho, este es el método que debería preferirse para dirigirse a personas que desconocen por completo el Islam.

Es responsabilidad del autor o traductor decidir si recurre a la transcripción, la traducción o la transliteración, a la hora de escribir palabras árabes (nombres de personas, ciudades o regiones, términos islámicos, etc.) dentro de un texto en español.

La diferencia entre transliteración, transcripción y traducción puede verse claramente en el mismo ejemplo ya dado: El término «العربية الفصحى» puede transliterarse como «al-'arabiíah al-fushaà», transcribirse como «al arabíatul fusja» y traducirse como «árabe clásico».

De modo que, antes de utilizar términos árabes en un texto, sea original o traducción, hay que decidir, según el público objetivo, si se recurrirá a la transliteración, la transcripción o la traducción, y seguir a lo largo de todo el texto un mismo método de forma consistente.


BIBLIOGRAFÍA

Diccionario de Palabras Españolas de Origen Árabe. arabEspanol.org. 2009. (www.arabespanol.org/andalus/palabras.htm)

El árabe en la traducción al español de las Naciones Unidas: algunas consideraciones y directrices para su tratamiento coherente y homogéneo. Naciones Unidas. (conf-dts1.unog.ch/1%20SPA/Tradutek/Varios/00-Tratamiento_arabe_Anexo_ManualTraductor.htm)

Influencia del Árabe en el Español. Aula Hispánica. (www.aulahispanica.com/node/210)

Manual de Español Urgente. 18° edición corregida. Fundación del Español Urgente. Ediciones Cátedra. Madrid, España. 2008. (www.fundeu.es/manual-espanol-urgente.html)

Necesidad de una transcripción simplificada del árabe para los medios de comunicación hispanohablantes. Alberto Gómez Font. 2002. (digibug.ugr.es/bitstream/10481/2507/1/Transc-G%C3%B3mez.02.pdf)

Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua española. Real Academia Española. 2010. (www.rae.es/recursos/ortografia/ortografia-2010)

Sistemas de Transliteración. Javier Bezos. Revista Panacea. 2006. (www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n23_revistilo_Bezos.pdf)

Transliteración Árabe-Español. Javier Bezos. 2005. (www.tex-tipografia.com/archive/TransArabe.pdf)

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