Salman al-Farsi es conocido como el Imam, la bandera de banderas, el heredero del Islam, el juez sabio, el erudito conocedor y uno de la casa del Profeta . Estos eran todos títulos que el Profeta le dio. Él fue firme frente a las dificultades extremas para llevar la Luz de Luces y diseminar los secretos de corazones para elevar a la gente de la oscuridad a la luz. Fue un noble Compañero del Profeta . Registro 60 de sus dichos.
Vino de una altamente respetada familia Zoroastriana de una aldea cercana a Isfahan. Un día mientras pasaba por una iglesia fue atraído por las voces de los hombres que rezaban. Se atrevió a ingresar y encontró que era mejor que la religión de su crianza. Al enterarse que la religión se había originado en Siria dejó su casa, y en contra de la voluntad de su padre emprendió viaje a Siria, asociándose con una sucesión de monjes cristianos. Se enteró a través de ellos sobre la venida del último profeta y las señales que acompañaban su advenimiento. Luego viajó a Hijaz donde fue capturado y vendido en esclavitud, y fue llevado a Medina donde eventualmente conoció al Profeta . Cuando encontró en el Profeta el cumplimiento de todas las señales que le habían enseñado sus maestros cristianos, aceptó el Islam. La servidumbre impidió que Salman pudiese estar presente en las batallas de Badr y Uhud. El Mensajero le ayudó a lograr su liberación de la esclavitud, plantando con sus propias manos 300 árboles de palmeras y dándole una gran pieza de oro. Una vez libre participó en cada batalla junto al Profeta .
En Sirat Rasul Allah de Ibn Ishaq encontramos el siguiente párrafo extraído del relato de Salman al Profeta sobre su viaje en busca de la verdadera religión:
Asim ibn Umar ibn Qatada dijo que se le relató que Salman el Persa le dijo al Profeta que su maestro en Ammuriya le dijo que fuera a cierto lugar en Siria donde había un hombre que vivía entre dos bosques. Cada año solía viajar de un bosque al otro, los enfermos solían pararse en el camino. Todos aquellos por los cuales el rezaba eran curados. Él dijo, ' Pregúntale sobre esta religión que buscas, pues Él puede contarte sobre ella'. Entonces emprendí viaje hasta que llegué al lugar indicado. Encontré que la gente se había juntado con sus enfermos, hasta que salió caminando hacia ellos esa noche. Caminando desde un bosque al otro. La gente se acercaba a Él con sus enfermos. Todos aquellos por los cuales el rezaba eran curados. Había tanta gente que impedían que yo llegara a Él. No pude acercarme hasta que Él se internó en el bosque hacia el cual se encaminaba. Lo tomé del hombro. Me preguntó quién era mientras giraba hacia mi y yo dije, ' Dios se apiade de ti, cuéntame sobre el Hanafiya, la religión de Abraham.' El respondió: ' Estas preguntando sobre algo sobre lo cual los hombres no preguntan hoy día. Ha llegado la hora en la cuál un profeta será enviado con esta religión de la gente del área sagrada. Ve a Él, porque Él te conducirá a esa religión'. Luego se internó en el bosque. El Profeta le dijo a Salman: ' Si me has dicho la verdad, conociste a Jesús el hijo de María '.
En una de las batallas del Profeta llamada al-Ahzab o al-Khandaq, Salman aconsejó al Profeta que cavara trincheras alrededor de Medina para defender la ciudad, una sugerencia que el Profeta aceptó con alegría. El Profeta participó del trabajo con sus propias manos. Durante la excavación Salman dio sobre una piedra que no pudo quebrar. El Profeta tomó un hacha y la golpeó. El primer golpe hizo saltar un chispazo. Luego la golpeó por segunda vez lo cual generó un segundo chispazo. Entonces la golpeó una vez más lo cual generó un tercer chispazo.
Él le pregunto a Salman : " Oh Salman,¿ has visto esas chispas?" Salman respondió: " Si, Oh Profeta, las vi". El Profeta dijo: " El primer chispazo me abrió una visión en la cual Dios me entregaba Yemen. Con el segundo chispazo Dios me entregaba Damasco y al-Maghrib (el Oeste). Y con el tercero Dios me entregaba Oriente." Salman relató que el Profeta dijo: " Nada sino la súplica modifica el decreto. Nada sino la rectitud incrementa la vida", y " Vuestro Señor es munificente y generoso y se lamenta en dejar con las manos vacías al siervo cuando este alza sus manos hacia Él." Transmitido por Tirmidhi.
At-Tabari relata que en año 16 AH/637 EC el ejercito musulmán se volcó hacia el frente persa con el objetivo de enfrentar al rey persa, el ejercito musulmán se encontró a si mismo en la ribera opuesta del gran rio Tigris. El comandante del ejercito, Saad Ibn Abi Waqqas, siguiendo un sueño, ordenó a todo el ejercito arrojarse en el agitado rio. Muchos temían y querían quedarse atrás. Saad, con Salman a su lado, rezo primero: "Que Dios nos otorgue la victoria y la derrota de Su enemigo." Luego Salman rezo: " El Islam genera la buena fortuna. Por Dios, cruzar ríos se ha vuelto tan fácil para los musulmanes como cruzar desiertos. Por Aquel en cuyas manos esta el alma de Salman, que los soldados que salen del agua sean del mismo número que los que ingresan en ella". Luego de esto Saad y Salman se arrojaron a las aguas del Tigris. Se relata que el rio estaba cubierto de caballos y de hombres. Los caballos nadaban y cuando se cansaban el fondo del río pareció elevarse, para sostenerlos y así permitirles que recuperaran el aliento. Para algunos pareció que los caballos cabalgaban sin esfuerzo sobre las olas. Llegaron a la otra orilla tal como Salman había pedido, con el equipo intacto a excepción de la pérdida de un vasito de lata, y sin que ninguno se hubiera ahogado. Continuaron hasta tomar la capital persa. Salman actuó como vocero y le dijo a los conquistados persas:" Tengo el mismo origen que ustedes, por lo que seré compasivo. Ustedes tienen tres opciones: Pueden abrazar el Islam y entonces serán nuestros hermanos y tendrán los mismos privilegios y obligaciones que nosotros. O pueden pagar el impuesto como no musulmanes y nosotros les gobernaremos justamente. De lo contrario les declararemos la guerra." Los persas, luego de atestiguar el milagroso cruce del ejercito musulmán aceptaron la segunda alternativa.
Salman al- Farsi fue eventualmente gobernador de esa región. Era comandante de 30.000 soldados musulmanes. Sin embargo era muy humilde, vivía de su propio trabajo. No era dueño de una casa, sino que descansaba bajo la sombra de los arboles. Solía decir que le sorprendía ver a tanta gente invirtiendo toda su vida en este mundo, sin pensar en la inevitable muerte que algún día los llevaría.
Salman era un hombre muy estricto y muy justo. Entre el botín de un combate, distribuido en una ocasión, había tela de la cual cada compañero se hizo una pieza de ropa. Un día Umar se levantó para hablar y dijo: " Bajen la voz para que puedan oírme." Él estaba luciendo dos prendas hechas con esta tela. Salman dijo: "Por Dios no te escucharemos, porque te prefieres a ti mismo en lugar de a tu gente." "Que quieres decir?", preguntó Umar. Él dijo: " Tienes dos piezas de tela y todos los demás tienen solo una." Umar llamó a su hijo, Abd Allah, quien respondió: "A sus ordenes". Umar dijo: " Te pregunto en el nombre de Dios, confirmas que esta segunda prenda es tuya?" Abd Allah le dijo: "Si" y Salman dijo: " Ahora si te escucharemos."
Por la noche Salman rezaba. Cuando se cansaba comenzaba a recitar dhikr con sus labios. Cuando sus labios se cansaban contemplaba y meditaba sobre el poder de Dios y Su grandeza en la creación. Luego decía a si mismo, " Oh mi ego, ya descansaste bastante, ahora levántate a rezar." Luego recitaba dhikr una vez más, luego meditaba y así pasaba toda la noche.
Bukhari relata dos Tradiciones que muestran la consideración que el Profeta tenía por Salman . Abu Hurayra relata:
Mientras estábamos sentados con el Santo Profeta se le reveló Surat al-Jumua. Cuando el Profeta recitó el versículo, " Y Él (Dios) le ha enviado (Muhammad) también a otros (que no son árabes)..."(62:3) Y yo dije: " Quienes son los otros Oh Mensajero de Dios?” El Profeta no respondió hasta que repetí mi pregunta tres veces. En ese momento Salman al-Farsi estaba con nosotros, el Mensajero de Dios puso su mano sobre Salman diciendo, " Si la fe estuviese en la constelación estelar de Pleiades inclusive allí algunos de los hombres de este pueblo (la gente de Salman) la encontrarían."
Abu Juhayfa relata,
El Profeta estableció un lazo de hermandad entre Salman y Abu Darda al-Ansari. Salman visitó a Abu Darda y encontró a Umm Darda (su esposa) vestida con ropa desgastada. Le preguntó porque estaba en ese estado y ella le dijo: "Tu hermano Abu Darda no está interesado en los lujos de este mundo." Mientras tanto Abu Darda vino y preparó una comida para Salman. Salman pidió que Abu Darda comiera con él, pero él mismo dijo que estaba ayunando. Salman dijo, "Si tu no comes conmigo, yo no como." Entonces Abu Darda se sentó a comer con Salman. Cuando fue de noche y una parte de la misma ya había transcurrido, Abu Darda se levantó (para ofrecer la oración nocturna optativa), pero Salman le dijo que siguiera durmiendo y Abu Darda se durmió. Luego de un rato Abu Darda nuevamente quiso levantarse, pero Salman le dijo que siguiera durmiendo y Abu Darda se durmió nuevamente. Ya en las últimas horas de la noche Salman le dijo que se levantara y ambos ofrecieron la oración. Salman le dijo a Abu Darda, " Tu Señor tiene derecho sobre ti, tu alma tiene derecho sobre ti, y tu familia tiene derecho sobre ti." Abu Darda narró toda la historia al Profeta y el Profeta dijo, "Salman habló la verdad."
Salman al-Farisi falleció en 33 AH/654 EC durante el gobierno de Uthman . Pasó su secreto al nieto de Abu Bakr, Imam Abu Abdur Rahman Qasim ibn Muhammad ibn Abu Bakr as-Siddiq (Q- "qaddas Allahu sirrah" - "Que Dios santifique su secreto"-).