jueves, 24 de abril de 2014

Ibn Jaldún (1332 - 1406) El primer sociologo de la historia moderna, dijo; “Por lo demás, el mando y la autoridad suprema han sido instituidos para la protección de los hombres, para representar en la Tierra la autoridad de Dios, y ejecutar sus mandatos. (…) Las decisiones que implican el mal provienen de la ignorancia y del dominio, que procura siempre contrariar la potencia y los designios de la Providencia.(…) Quien posee una ‘asabiyya bastante fuerte, para asegurarse la potencia, y que se ha acreditado por las virtudes requeridas en los individuos que han de gobernar a los demás, según las leyes de Dios, esa es la persona digna de representar la Providencia en la Tierra y vigilar por la dicha de los mortales”...Y en el capítulo IV del Libro tercero de la Muqaddimah: “Los imperios se logran por la conquista; para efectuar la conquista, se precisa apoyarse en un partido animado por un mismo espíritu de ‘asabiyya y encauzado a un único objetivo. Ahora bien, la unificación de los corazones y las voluntades no puede operarse sino por el poder divino y para el mantenimiento de la religión, y “Si aceptan las creencias religiosas que un profeta o santo les enseñara, el poder que debe mantenerlos en el buen sendero se encontraría entonces dentro de sus propios corazones, su carácter altivo y suspicaz experimenta una decisiva templanza, dejándose ya guiar fácilmente a la concordia y a la obediencia”...



Ibn Jaldún, considerado el más grande historiador árabe, también conocido como el padre de la ciencia social moderna y de la historia de la cultura. Nacido en Túnez proveniente de una familia devota e influyente, su primera educación se caracterizó por el estímulo intelectual que este tipo de influencia otorgaba. En 1349 la Muerte Negra golpeó Túnez  tomando consigo a su madre y su padre, así como a muchos de sus profesores. Consecuentemente estaba luego ansioso de dejar atrás la soledad de Túnez y trasladarse a Fez, el centro neurálgico de la vida política y cultural del norte de África. Pero, Ibn Jaldún era un espíritu inquieto, y pasó años desplazándose de una ciudad a otra en el mundo musulmán, de un cargo político a otro.
En 1375, abrumado por la soledad y cansado ​​de la política, Ibn Jaldún se estableció con su familia cerca de la moderna ciudad de Frenda en Argelia y allí escribió su obra maestra, el Muqaddimah. Lo que pretendía ser una historia universal de los árabes y los bereberes, se desarrolló hasta el punto de convertirse en una filosofía de la historia. El estudio sucesivo sobre la naturaleza de la sociedad y los cambios sociales lo condujeron a desarrollar lo que hoy consideramos una nueva ciencia de la cultura.
Como parte de esta nueva ciencia, Ibn Jaldún se planteó analizar objetivamente los problemas económicos y mostrar las consecuencias de las diversas políticas. Él pensaba que se podía demostrar científicamente que todo lo que nos ha sido entregado por Dios representa la mejor política social, y que esto era la consecuencia natural del hecho de que los principios económicos y los fundamentos de la buena vida eran ambos creaciones de Dios. Estas leyes establecían que al Estado competen algunas funciones limitadas: defender a la comunidad contra la injusticia y las agresiónes, proteger la propiedad privada, prevenir el fraude en el intercambio entre ciudadanos, supervisar el acuñamiento o emisión de la moneda para salvaguardarla, y ejercitar un sabio liderazgo político.Denunció los impuestos elevados y la competencia entre el gobierno y el sector privado, ya que eso bajaba la productividad, acababa con el incentivo de la gente para el trabajo duro, y finalmente arruinaba al estado.
Fuentes: “The Political Economy of the Classical Islamic Society” by Imad A. Ahmad, and Ibn Khaldun's Philospohy of History by Mushin Mahdi (University of Chicago Press, 1971

http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2007/cumsille_k/html/index-frames.html

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